Volviendo a Sancerre junto a los Cotat

Simple y amena. Así se ha tornado mi relación con el mundo del vino. Un pretexto para juntarnos con unos amigos, abrir botellas y disfrutar, siempre entorno a una mesa. Seguramente este tipo de experiencias no sean tan complejas como las maratonianas sesiones de cata que se imparten en congresos y ferias o realizando visitas enológicas a las regiones productoras del vino, pero sin duda se trata de una manera más sencilla y cercana para los que quieren gozar con el vino.

Con ese pretexto, hace poco organicé una velada dónde poder probar algunos Sancerre de la familia Cotat, viejos conocidos de este blog y seguramente de los vignerons que consiguen elaborar lo más delineados y estilizados Sauvignon blanc del planeta. Pero claro, eso de Sauvignon Blanc cuando hablamos de Sancerre suena a etiqueta impuesta por la moda de los varietales. Sancerre con mayúsculas.

Aunque los inicios no fueron precisamente alentadores. Para iniciar la velada, abrimos el Sancerre La Grande Côte 2000 de Pascal Cotat, pura muestra de un Sauvignon poco madurado, posiblemente condicionado por las circunstancias de la añada, cuyas atribuciones vegetales enmascaraban todo el conjunto del vino. Un vino para recatar en un tiempo, pero que no presentaba el perfil que tanto nos gusta de los vinos de Pascal. Tras él un Sancerre Les Montes Damnès 1997 de Pascal Cotat, que fue descartado por una oxidación galopante, muy destacable por lo visual y en dónde los aromas de mieles y cera enmascaraban todo el conjunto. Pensando en lo atrevido de calificar a este vino cómo afectado por una oxidación prematura (premox) con 14 años a las espaldas y conociendo la posible longevidad de los Sancerre de los Cotat, me inclinaría a pensar que se trataba de una botella que había sido mal conservada.


Tras estas dos pequeñas decepciones, se hizo la luz y aparecieron dos magníficas demostraciones del buenhacer de la familia. Primero con un Sancerre La Grande Côte 1996 de Francis Cotat, muy abierto y meloso, con aromas de fruta blanca limpia y algún recuerdo natural de fruta exótica, pero sin rastros de artificio. En boca se mostraba pleno, con amplitud y buena densidad, dejando algo de residual aún por hacer. Sin duda una botella magnífica que mostraba todas las actitudes para seguir evolucionando magníficamente. Tras él apareció el Sancerre La Grande Côte 1994 de François Cotat, hijo de Paul Cotat, y que por aquel entonces ya se encargaba de las vinificaciones conjuntas de la familia. Recordar que a pesar de tratarse de tres etiquetas con tres nombres de vignerons diferentes, a la práctica tanto los vinos de Francis Cotat, su hermano Paul, su hijo Pascal y su sobrino François se elaboraban por aquel entonces en el mismo lagar y siguiendo los mismos métodos de vinificación. En realidad la figura de François gana mucha relevancia en esta tanda de vinos, ya que 2 de los 3 vinos los vinificó él, empleando los métodos tradicionales de la zona.

Pero volvamos a La Grande Côte 1994, cuya etiqueta reza un gigantesco Chavignol, pueblo dónde se situaban la bodega y mayoría de viñedos que poseía la familia, pero que en realidad La Grande Côte se trata de un pago de una hectárea situado en el vecino Amigny, dónde poseen un lote de viñas viejas que les permite elaborar este monumento de rectitud mineral, delicioso y complicado a partes iguales. Un vino cuya mayor virtud es la de tenerlo todo y además, bien puesto. Vino con mayúsculas.

A pesar de los inicios, la velada certificó que poder probar vinos de esta familia con años es una delicia, además de ser factible, ya que aún se pueden encontrar sus vinos y los de sus respectivos hijos a precios moderados, circunstancia que por desgracia no pasa con el maestro Edmond Vatan. Seguiremos disfrutando con los Cotat.

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4 comentarios :

  1. Llevo tiempo queriendo acercarme a este productor ya que no he probado nada. Tengo a tiro la grande cotie de 2003 y les monts dames de 2009, los has probado?.

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  2. Lo siento Sibaritastur, no he probado ninguno de los dos vinos, pero a priori son cosechas en las que tiene de salir lo mejor de Pascal (¿o es François?) ya que los condicionantes climáticos me hacen pensar en vinos algo más pesados de lo normal.

    Un saludo y gracias por preguntar, a pesar que mi respuesta sea poco concisa.

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  3. Hola Victor,
    Guardo un gran recuerdo de hace aproximadamente una año y medio de una botella de Pascal Cotat "La Gran Cotê" C.Speciale 2005,me llego al alma.Por otra parte conservo en España una botella de la añada 2008 de "Les Monts Damnès".Seguire dandole algún tiempo.

    Un saludo

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  4. Hola míster, ¡cuánto tiempo!

    Recuerdo haber compartido una botella de ese La Grande Cote 1996 de Francis Cotat con los amigos Rafa Luque, Paco Rivas y José Angel Dianes hace ya un tiempo en Nerja, estaba de verdad sublime, joven, joven. Los buenos Sancerre y Poully-Fumé envejecen muy bien, este verano cayó un Pur Sang 1994 del malogrado Dagueneau, que estaba para hacerle la ola. Con estos vinos ya hablamos de botellas, pero botellas muy buenas. Lo que hace ahora Cotat me gusta, en especial Les Monts Damnés, menos La Grande Côte y el que no me convence es el Cuvée Speciale, pero ojo porque se nota mucho el efecto de las añadas cálidas. Y como bien dices, todavía se pueden pagar…

    Un abrazo,
    Eugenio.

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