Breves encuentros con Pascal Cotat

En la zona central del Loira se encuentra Sancerre, famosa por dar una de las mejores expresividades de terroir que produce la Sauvignon Blanc, juntamente con Pouilly-Fumé. En la cima de la pirámide cualitativa de esta región podríamos situar a Pascal Cotat y su primo François, elaboradores de los Sancerre más puro, delineado y longevos que he tenido el gusto de disfrutar.

Desde 1947 hasta principios de los años 90, la familia Cotat producía sus vinos, de pagos situados en escarpadas laderas conjuntamente, pero etiquetando bajo dos nombres diferente, Francis y Paul Cotat, que eran hermanos. Esta situación, por motivos legales no pudo perdurar tras la jubilación de los dos hermanos y por ello, sus respectivos hijos Pascal (hijo de Francis) y François (hijo de Paul) se repartieron los viñedos.

Pascal se quedó con 2,3 hectáreas, mayoritariamente de Sauvignon, con una pequeña parcela de Pinot Noir. Les Monts Damnés en Chavignol, con unos suelos ricos en tierras blancas (marmes kimméridgiennes) donde las vides fueron plantadas entre 1973 y 1974, y La Grande Côte, en Amigny, plantadas en 1953 en suelos más ricos en guijarros; componen los pagos vinificados individualmente por Pascal en las nuevas instalaciones que construyó dentro de la comuna de Sancerre. François trabaja actualmente una hectárea de La Grande Côte, de orientación sur, y 0.8 hectáreas de Les Monts-Damnés. A parte, produce Les Culs de Beaujeu, 1.7 hectáreas de viñas de 25 años en Chavignol, vinificándolo en la bodega familiar, localizada en el pueblo de Chavignol. Los dos primos tienen una concepción diferente en lo que se refiere a la madurez de la uva. Pascal suele vendimiar más tarde que François.

Los Cotat vinifican sus Sancerre con un estilo tradicional, fermentando sus vinos individualmente por pagos, empleando viejas barricas de roble, con sus paredes recubiertas de cristales de bitratos, generados por el uso continuado de las mismas. Se embotellan sin clarificar ni filtrar, lo que produce vinos con bastantes sustancias proteicas en suspensión.

Sancerre La Grande Côte 2004 de Pascal Cotat:

Visual algo más dorada de lo que cabe esperar, con alguna partículas en suspensión. Decantando por presentar ligera presencia de carbónico. Se muestra muy abierto, con una fruta bastante presente, entre pera y ceras, escondiéndose los aromas varietales, y un fondo refrescantemente herbáceo. Necesita mucha botella para ganar en complejidad. En boca es glicérico, con buen nervio, densidad media y algo salvaje aún. Buena persistencia. Si tenéis alguna botella de este productor, la paciencia es una virtud, 88 PF.

Botella formato 37,5 cl. comprada en l’Excellence por 18 euros.

Sancerre Les Monts Damnés 2000 de Pascal Cotat:

Muestra color amarillo pajizo, sin apenas evolución y también presenta materia en suspensión. Inicialmente en nariz se abre fragantemente herbáceo, con aromas muy similares al pimiento verde, y la lima rondando la hierba fresca. Ese carácter fresco y muy sauvignon se ve superado con la aireación, con lo que se percibe como aromas de pedernal, humo y toda la mineralidad caliza posible ¿Será la tipicidad de Les Monts Damnés? Quiero pensar que sí. Nariz muy evolutiva y compleja. En boca se muestra espléndidamente estructurado, con una textura ligeramente untuosa, intenso y persistente, se expresa como una boca seria, profunda y auténtica. ¡Qué gran Sancerre!, le auguro una larga vida, 93 PF.

Botella formato 75 cl. comprada en l’Excellence por 32 euros.

Desconozco si existe un importador que traiga algo del limitadísimo stock de la bodega, pero a parte de la tienda andorrana anteriormente mentada, se puede encontrar algún vino de Pascal Cotat en la tienda de Verema. Por cierto, no os extrañe que los vinos de François lleven también etiquetas muy similares a las de su primo, pero en alguna añada, sin distinción de pertenecer a la AOC Sancerre y descalificadas como vinos de mesa. Cosas de los corsés administrativos y el alto grado de azúcar residual.

5 comentarios :

  1. Por desgracia, no he probado estos vinos, amigo Víctor, y no puedo opinar de primera mano sobre el origen de estos profundos aromas minerales: puede que tengan algo que ver con el nombre, "Montes condenados" , que será el topónimo donde está el viñedo, quizás.
    Sería interesante averiguarlo. Esto de los topónimos de las viñas es un tema que daría para mucho.
    Saludos!
    Joan

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  2. Y que lo digas Joan. Para mi hay un topónimo que en mi subconsciente está marcada por esa mineralidad caliza y es Perrières, ya sea en singular o en plural. Cada uno de los grandes pueblos (a nivel cualitativo) de la Côte de Beaune, Puligny, Chassagne y Meursault presentan una viña con este nombre, con unas características diferente entre ellas, pero con unas marcada profundidad mineral, sobretodo en el caso del Clos des Perrières que trabaja Albert Grivault.

    Curiosamente, Henri Gouges también trabaja un pago en Nuits llamado Perrières, que ellos afirman que procede de un clon mutado de Pinot Noir a racimo blanco. El vino es más una curiosidad en si, ya que cualitativamente no da mucho placer por el coste que tiene.

    Saludos.

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  3. En efecto, Víctor, yo me he paseado por esa zona y es así. Es, como tú muy bien dices, porque en francés medieval la palabra "perrière" (en plural también, por supuesto), se usaba para denominar una máquina de guerra que lanzaba piedras!!! Claro, "perrière" viene de "pierre" y con esa misma palabra se denominan topónimos marcados por la presencia masiva de piedra del tipo que sea. Cada pueblo tiene la suya y cada composición mineral puede ser distinta de la otra (con lo que cada viña tiene, claro, un vino de expresión distinta), pero todas se denominan igual, "perrière" o "perrières".
    Joan

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  4. Sí que tiene importador en España.
    Se trata de Alma Vinos Únicos, y podeis contactar con ellos en contacta@almavinosunicos.com

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  5. Pese a que este mensaje anónimo parece algo "spamoso", me alegra saber que la magnífica importadora de Paco Berciano trae los vinos de los Cotat. ¡A seguir así!. ;-P

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