Un día lluvioso por las calles de Barcelona, esperando a unos amigos, me metí en una vinicoteca para hacer tiempo. No es que tuviese muchas ganas de salir de allí con una botella, ya que la selección parecía hecha para los amantes de los "The very best of", pero con tal de no mojarme, cualquier excusa era buena y me pase un buen rato mirando etiquetas. Una de ellas me llamaba poderosamente la atención, se trataba de La Cueva del Contador 1996, una botella que relacionaba con el bueno de Benjamín Romeo, pero que por ningún lado de la etiqueta se le mentaba. Es más, la botella bordelesa, esbelta ella, no presentaba contraetiqueta, ni en la etiqueta se rezaba ni región, ni grado alcohólico, ni país, solamente La Cueva del Contador 1996. ¿1996? Recordaba que Benjamín había dejado Artadi por el año 2000 y que el primer Contador se había elaborado en la vendimia de 1999, siendo lo que rezaba la etiqueta curioso, picándome el gusanillo.
Dado que la botella no superaba los 30 euros decidí llevármela y comprobar si los pocos datos que tenía me podían aclarar algo y ya de paso probar un Rioja (al menos se suponía) de nueva generación con unos cuantos años en botella, aún recordando una botella de Cirsión 1998 que teníamos en la memoria y que se mostró maravillosamente madurada.
Los inicios nunca son sencillos y más cuando tu trabajo en Artadi se entrelaza con tu proyecto personal, y eso es lo que le sucedió a Benjamín Romeo, cómo comentaba antes, que no se dedicó en exclusiva a su bodega hasta el año 2000, y parecería que no se podía tenerlo todo controlado, aunque en el caso de Romeo si lo tuviese, como bien explica Luis Gutiérrez. Además, tras confirmar que este 1996 era el primer vino comercializado por la bodega, y mediante el descapsulado el corcho certificaba con un sello que se trataba de un vino de la Denominación de Origen Calificada de la Rioja. ¿Traigo el sacacorchos?
En la cata se nos muestra una visual muy densa, con un profundo rojo picota, dónde sólo se le aprecia un ribete ligeramente evolucionado, y cuya capa se presenta de la forma más oscura posible. Su nariz muestra aún en primer plano fruta licorosa, algo madura, dejando un fondo ligeramente evolucionado recordando maderas nobles y cuero. Intenso pero cómo situándose entre dos aguas. Su boca me sugiere algún problema, ya que se muestra algo deslazado, dejando una textura algo aguada, con acidez, pero sin edificar su paso. Pareciera que la guarda no le hubiese sentado muy bien, ya que pese a dejar un buen final, no excesivamente prolongado, las posteriores recatas confirman las malas sensaciones en boca, aunque pareciera que el problema no fuese de oxidación ni de mala conservación. Queda entonces cómo una experiencia curiosa, sin más, ¡Una lástima!.
Dado que la botella no superaba los 30 euros decidí llevármela y comprobar si los pocos datos que tenía me podían aclarar algo y ya de paso probar un Rioja (al menos se suponía) de nueva generación con unos cuantos años en botella, aún recordando una botella de Cirsión 1998 que teníamos en la memoria y que se mostró maravillosamente madurada.
Los inicios nunca son sencillos y más cuando tu trabajo en Artadi se entrelaza con tu proyecto personal, y eso es lo que le sucedió a Benjamín Romeo, cómo comentaba antes, que no se dedicó en exclusiva a su bodega hasta el año 2000, y parecería que no se podía tenerlo todo controlado, aunque en el caso de Romeo si lo tuviese, como bien explica Luis Gutiérrez. Además, tras confirmar que este 1996 era el primer vino comercializado por la bodega, y mediante el descapsulado el corcho certificaba con un sello que se trataba de un vino de la Denominación de Origen Calificada de la Rioja. ¿Traigo el sacacorchos?
En la cata se nos muestra una visual muy densa, con un profundo rojo picota, dónde sólo se le aprecia un ribete ligeramente evolucionado, y cuya capa se presenta de la forma más oscura posible. Su nariz muestra aún en primer plano fruta licorosa, algo madura, dejando un fondo ligeramente evolucionado recordando maderas nobles y cuero. Intenso pero cómo situándose entre dos aguas. Su boca me sugiere algún problema, ya que se muestra algo deslazado, dejando una textura algo aguada, con acidez, pero sin edificar su paso. Pareciera que la guarda no le hubiese sentado muy bien, ya que pese a dejar un buen final, no excesivamente prolongado, las posteriores recatas confirman las malas sensaciones en boca, aunque pareciera que el problema no fuese de oxidación ni de mala conservación. Queda entonces cómo una experiencia curiosa, sin más, ¡Una lástima!.
una de las mejores cosa ha sido su precio no?, porque las añadas sucesivas (con benjamin) las vi a mas del doble, a pesar de todo me parece una buena experiencia.
ResponderEliminarBueno, Sibaritastur, el precio se podría considerar relativamente bueno, aunque el pagar cierta cantidad de dinero no garantiza precisamente nada, siendo 30 euros ya una cifra destacable, sobretodo para un primer vino.
ResponderEliminarSaludos.