VDT Les Rouliers 2003 de Henri Bonneau

A sus 70 años Henri Bonneau es el vigneron, junto a los Reynaud (Château Rayas) y los Perrin (Château de Beaucastel), de referencia en la zona de Châteauneuf du Pape, al norte de Avignon, en la ribera del Ródano.

Un productor de culto cuyos inicios vinificadores se remontan a 1956, casi virtual, con tan corta producción que se hace muy difícil de localizar y cuando nos encontramos ante uno de sus Châteauneuf, seguramente nos pidan por él un elevado precio. Y es que la filosofía ultratradicionalista de sus elaboraciones han tenido el beneplácito de la crítica internacional, especialmente de Robert Parker, quién visita anualmente su rústica bodega, situada en pleno centro del pueblo, definiéndolo como una de las personalidades más convincente dentro del mundo del vino, de buen ego, con un peculiar sentido del humor, representando el anticristo para los modernos enólogos (licencias poéticas de Bob, interpretadas literalmente).

Henri Bonneau, defensor a ultranza de la grandeza de la Garnacha, trabaja unas 6 hectáreas de viñedos centenarios en La Crau, dejando que su fruto madure en la planta hasta octubre, con el mayor grado de madurez posible. En la bodega, de instalaciones imposibles, se realizan maceraciones largas, con el uso de foudres y barricas de madera usada, realizando largos periodos de crianza, con pocos trasiegos y embotellándose sólo cuando Henri cree que deben comercializarse, sin filtrar (tranquilamente pueden pasar cinco años o más desde la vendimia para comercializar su cuvée más buscada, la Réserve des Célestins).

Pero como a un servidor aún no le ha dado por jugar a la lotería y tiene de ajustarse a un presupuesto, no dudé al enterarme de que Vila Viniteca traería su vino más básico, un Vin de Table, en agenciarme una botella, aunque su contenido no proceda de los viñedos de La Crau. En realidad su procedencia hay que situarla en Laval-Saint-Roman (departamento de Gard), dónde Marcel (el hijo de Henri) controla el viñedo de 2,5 hectáreas adquirido en el año 2000. Aunque mayoritariamente jaspeado por la Garnacha, el viñedo es ligeramente completado con un poco de Cinsault.

Su filosofía de vinificación es la misma que se emplea para los otros vinos del Domaine, aunque su condición de vino sin añada se pueda explicar por ser un ensamblaje de las vendimias 2001 y 2002 (extremo que no he podido certificar, ver nota a pie de artículo).

Visualmente se muestra como lo que es, granatosamente brillante y vivo, pero con un toque ligero en el movimiento, sin presentar excesiva capa. Su nariz es fragante y floral, con la fruta acomodada por la crianza, dando notas de ciruelas negras. Se trata de una nariz sólida, directa y franca, con muy buena armonía y sin estridencias. En boca es más ligero de lo que me esperaba, con una sensación sápida que invita a comer con él. Paso en boca satinado y sin aristas. Se nota ya pulido y listo para disfrutar, con una más que correcta acidez, 88 PF.

Sin dudarlo se trata de un magnífico trabajo, un vino hecho, pero entiendo que si no fuera de quién es y no existiese una demanda tan alta por sus vinos, su precio, 24 euros parecerían excesivos, ya que se pueden encontrar garnachas en el sur de Francia, Italia y aquí mismo con mejores ratios de calidad por menores cantidades de euros pagados. Supongo que son las cosas de ser un enochalado.

Fe de erratas: En una reciente cata de los vinos de Henri Bonneau con el importador en España de sus vinos nos comentó que la producción de esta VDT se inició con la añada 2003, tratándose la botella aquí explicada de un vino de ese año (se puede apreciar el número de lote en la etiqueta, resultando los 2 dígitos finales la añada).

1 comentario :

  1. Hombre, tal como lo pintas, el vino parece muy atractivo en plan ligero y sabrosón, pero 24€ es, efectivamente, un pastón dadas sus características.

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