Visitando la cuna de Navazos

Para el neófito llegar a una bodega como Sánchez-Ayala es una experiencia contradictoria, dónde se entremezcla un sentimiento de excitación y prudencia, rodeado de cierto aire melancólico que se respira en el ambiente.
Y es que la visita fue toda una experiencia, bajo la guía del capataz de la bodega, Luís Gallego, quién nos brindó su descanso semanal y nos abrió las puertas de la bodega de par en par. Pese a no quererme “contaminar” con lecturas previas, he de comentar que sin duda iba bien inducido. Se hace preciso comentar (pese a que ya ha quedado bien claro) que sin la indudable capacidad de investigación y desarrollo de Jesús Barquín y Eduardo Ojeda (Equipo Navazos), la inestimable labor de profundización histórica que ha realizado Álvaro Girón y la tarea informativa que Jose Ángel Dianes nos ha transmitido, el proyecto de relanzamiento comercial de los vinos de la bodega literalmente no habría visto la luz y los vinos seguirían parados.

Dando un paseo por los dos cascos de la bodega, separados por la calle Banda Playa en el barrio Bajo, que responden a los nombres de San Pedro y San Miguel, se puede uno dar cuenta de que se trata de un magnífico ejemplo de conservacionismo de la arquitectura industrial local llevado a cabo por José Luis Barrero, propietario de la bodega, pero a la vez, una adaptación al medio que mejor mima la saccharomyces para que trabaje lo mejores vinos posibles. Y es que ese es el kit de la cuestión, la grandeza de los vinos de Sanlúcar radica en su crianza biológica, que los transforma en uno de los verdaderos tesoros de la cultura enológica española. Suelos de tierra húmeda y de nivel freático bajo, con poca iluminación, con las botas y toneles apilados con el apoyo de piedra ostionera. En una pequeña parte lateral de la bodega, conocida como el Cañón Largo, se están probando el uso de humificadores. Todo sea para el sostenimiento del velo de flor.

¡Ay! El velo de flor, y esos aromas a flor de los que solía abusar cuando probaba finos y manzanillas, usando el término para describirlos, sin haber asomado en mi vida la napia en las botas dónde la levadura retoza y vive. Nunca más, la flor huele a cítricos (especialmente limón) y sin duda varía su aroma de bodega y barrio, según se críe.

En la visita, probamos la 11ª, 8ª, 4ª, 3ª criadera y la solera de la manzanilla Gabriela, con un paso previo por el sobretablas, y pese a que los vinos estaban algo movidos, porque se acababa de realizar algún trabajo de corrimiento de escalas, típico de la dinámica sanluqueña, la 3ª criadera de dónde sale Gabriela y la solera, que formara parte de Manzanilla Las Cañas, el embotellado Nº4 de “La Bota de” salieron descomunalmente auténticas, con carácter de madurez y profundidad nasal impresionante. También fue muy interesante el ejercicio comparativo entre botas y toneles que nos realizó Luís, mostrando sin duda diferencias según el tipo de tamaño del receptáculo y de la superficie de contacto de la flor con el vino.

De este interesante ejercicio de seguimiento de buena parte de las 11 escalas de criadera y la solera de Gabriela, derivamos a Navazos, delicioso juego de equilibrio entre una manzanilla muy vieja parada y un vino oxidativo. Elegante es el primera adjetivo que me vino a la mente, pero es que el carácter perfumadamente punzante de almendras que inunda la retronasal lo convierte en único. Y esas caudalías de sequedad. Largo, largísimo.

De algunas de las botas que habían seleccionado JB y EO se encontraron que había derivado hacia un Palo Cortado. Pese a que aún no ha salido al mercado parece ser que Arizón será su nombre. Buen Palo Cortado, pero realmente por debajo de los verdaderos reyes de la bodega, los amontillados.
Y ya que estamos con amontillados, el siguiente y último fue NPI, el amontillado. Pongo en cuarentena mi opinión sobre este vino, ya que la extracción que se ha realizado en la saca del 2007 para “La bota de…” Nº 5 y el consiguiente corrimiento de escalas de uno de los toneles que componen la solera Don Paco para compensar la extracción de la pequeña bota de NPI puede que haya domado algo a la fiera salina, o puede también que el ejercicio de cata que realizamos previamente nos acomodara los sentidos, pero no lo encontré tan concentrado y difícil como nuestros buenos amigos Encantadísimo y De Vinis Civisqve lo habían descrito. Pero hasta la obertura de una de esas pequeñas concentraciones oxidativas que tenemos en capilla, me reservo mi opinión.

Nota fetén: Siento el retardo en la publicación del post, pero entre el trabajo y que los momentos de ocio los tenía invertidos en duros ejercicios sensoriales, la cosa se había retardado. Y eso que estamos en verano.

Para más y mejor información:

11 comentarios :

  1. Tío! yo también estuve en esa bodega y pensaba sacar un post sobre ella. Pero después de lo bien documentado y explicado del tuyo, creo que no me queda nada por añadir. Posiblemente cuelgue algunas fotografías (las tuyas son muy buenas; es sólo por añadir información gráfica) y ponga un enlace hacia aquí.

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  2. Gracias Encantadísimo, aunque ya sabes que mi técnica fotográfica es muy simple, y casi que no pasa por filtro, pero vamos intentando mejorar. Si quieres linquearme, adelante.

    La documentación ya sabes que consiste en estar bien cerca de Álvaro, Jesús o Jose Ángel y absorber como una esponja todo lo que explican.

    Saludos.

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  3. Me has hecho recordar nuestro viaje de unas semanas antes. Ese Luis Gallego es la esencia pura del altruismo en cuanto a transmisión de conocimientos se refiere y lo cojonudo es que no interpreta! le sale así de bien y lo "suelta" todo.

    Lo del aroma a cítricos del velo flor (Fairy limón para un urbanita como yo) fue impresionante, qué pureza y qué intensidad.

    Yo quiero agradecer desde aquí a José Angel su tiempo dedicado a nosotros, además de, como no!, a Luis Gallego, Eduardo Ojeda y Maribel Estévez (que estuvo más de 3 horas con nosotros!)

    Por cierto, te queda muy bien la foto de "enfant terrible" que te has puesto! ;-)

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  4. Este primer comentario habrá tardado, sí (¿en qué andarías tu estas semanas!!!?), pero ha valido la pena. Me quedo con esa descripción de los aromas del velo en flor, con la idea de que no huelen ni transmiten lo mismo en función del lugar donde está el tonel y con la idea de que estas viejísimas e interesantes criaturas no son ni saben lo mismo en bota que tras el paso a botella. Espero con ganas tus comentarios del NPI. Mi botella digue evolucionando...
    Gracias por la información y los detalles del viaje: quién lo pillara!!!
    Saludos,
    Joan

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  5. Dire, la foto pierde con la reducción de pixlers, digo pixels, pero si vieras lo que hay al lado... sólo piensa que me lo regaló mi padrina.

    Joan, pensaba que tendría más tiempo para explicar batallitas, pero el trabajo apremia (quién dijo que en verano no se trabaja) y el viernes cerramos el chiringuito. De aquí a ese día quiero explicar los actos del 2004, 2005 y 2006 por las diferentes regiones de la Europa continental.

    Chus.

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  6. Cagontó!

    ya me estás poniendo de los nervios! ¿qué "Dianes" hay al lado de la foto?


    Muy bueno lo de los Mega Pixlers! sin duda, reducción tenían que tener, esos aspirantes a riesling...

    ;-)))

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  7. Diablos, he encontrado este post algo tarde, buscando además información sobre un vino de Madeira del que nuestro amigo VF colgó comentario. Un muy buen relato de lo acontecido a pie de bodega, y es que la verdad, se había hablado mucho de los vinos de Sánchez-Ayala pero ya hacía falta que alguien narrase lo que hay allí dentro.

    Un comentario solamente. Efectivamente el velo de flor muerto huele a ambientador de limón, pero yo creo que ese no es un aroma que se encuentre en los vinos criados bajo este velo, o al menos a mí no me resulta característico. Sí me huele como otras veces se ha comentado a manzana verde. Además, hemos de tener en cuenta que en el vino no hay velo, sino que el vino es transformado por el velo, y que lo que huele a limón es los restos de velo muerto que se queda en el orificio por el que se introduce el instrumental para extraer el vino de las botas, o al menos es lo que nos explica Luis Gallego.

    Un saludo.
    JA.

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  8. Amigo Dianes, yo creo que a lo que apunta ese pedazo de Víctor es al hecho de que se habla mucho en notas de cata "de los recuerdos de flor", cuando son legión los que no tienen ni pajolera idea de a que rayos huele (viva, muerta o apapaostiada). Sí, el vino trabajado por la "flor" huele a manzana salvaje en algunas bodegas del Barrio Bajo sanluqueño. Pero en otras donde tienen otra balance de saccharomyces nos vamos a los frutos secos, por no hablar de los petroleados de algunos finos de El Puerto. Quillo, ésto es un mundo y no paramos de aprender.

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  9. Siento no haber respuesto antes, pero me estoy tomando unos días de descanso en la isla y decidí desconectar por completo con la red. A la vuelta, si es que los del cyber no se han apoderado de mi cuenta de blogger, nos leeremos. Pasad buen verano.

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  10. Victor, quizá sea una casualidad pero creo que aterricé en tu blog en el momento justo. Soy de una productora, no sé cómo contactar contigo fuera de onda ?¿
    saludos

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  11. Hola, si quieres contactar conmigo, he creado una cuenta de contacto:

    polakia2007arrobahotmailpuntocom

    Pero no sé si podre conectarme hasta la próxima semana.

    Saludos.

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