Chambolle-Musigny 1er Cru Les Sentiers 2004 de Robert Groffier

Después de picar en dos de los más profundos exponentes de esta comuna borgoñona me apetecía reencontrarme con otro de los nombres a tener en cuenta y en estas semanas (bueno casi meses) he tenido la suerte de disfrutar de diferentes botellas de este productor. Curioso, y cómo queda claro si se indaga algo en la red, pese a ser uno de los más delineados interpretadores de pagos de Chambolle y Gevrey, los Groffier tienen su bodega en Morey, de dónde no poseen ningún pago importante, salvo unas hileras de viñas que utilizan para su Bourgogne Rouge, juntamente con algo de Pinot de Vougeot.

En realidad su cartera de pagos se compone por viñas en Chambolle cómo Les Hauts-Doix, una parcela de una hectárea cercana a Les Amoureuses, ese mítico pago del que los Groffiers poseen también 1,07 hectáreas (es el propietario con mayor porción de las 5,40 hectáreas de este 1er Cru) y del que dábamos buena cuenta de un estratosférico 2002 hace poco con unos amigos, Les Sentiers del que hoy os hablo y las 97 áreas del Grand Cru Bonnes-Mares. Y de Gevrey, su village con sus 0,90 ha. de viñas comunales y unas 0,45 hectáreas de Chambertin-Clos de Bèze, otro nombre mítico de Grand Cru. Pocos pagos pero muy grandes nombres de Crus, además con plantas de edades ya maduras en la mayoría de ellos. Más datos a tener en cuenta son que posee un abanico dentro de Chambolle de pagos, con Les Hauts-Doix y Les Amoureuses, que se encuentra tocando a Musigny, al sur del pueblo, la versión más seductora de la Borgoña, y Les Sentiers y Bonnes Mares, más tocando a Morey al norte del pueblo, que les permite interpretaciones más estructuradas, sin perder el estilo Groffier.

Pese a que los Groffier ya tenían antecedentes cómo productores, estos pagos fueron adquiridos por Jules Groffier (1898-1974) comprando Bonnes-Mares, Amoureuses y Hauts-Doix en 1933 al negociant Peloux, y en el año 1953 adquirió la parcela de Clos de Bèze, propiedad de otro antiguo negociant, de nombre Gauvin. Tras el paso de los años, y con las lógicas segmentaciones hereditarias de las viñas el actual Domaine Robert Groffier, llevado por su hijo Serge Groffier, vio reducida su extensión de tierras a sus actuales 8 hectáreas.

Serge y los suyos mantienen el espíritu de Robert mediante una metódica elaboración, receta de la cual, explica Clives Coates, se traduce en el uso de un tercio de fruta sin despalillar y vinificada, previa maceración en frío durante 5 días, con fermentaciones entorno a los 30 grados Celcius. Sus crianzas no suele abusar de la madera nueva, y se adaptan a cada uno de los pagos según conveniencia. Al parecer, dónde mejor muestra su buen hacer este domaine es en añadas frías (Orta dixit), a pesar que alguna ocasión he podido disfrutar muchísimo con algún Les Amoureuses 1997.

Les Sentiers con sus 1,04 hectáreas de Pinot Noir fue adquirida después de la Segunda Guerra Mundial por los Groffiers, y este 2004 se encuentra en un momento de consumo muy agradable, aún con las trazas frutales primarias algo marcadas, pero con un fondo entre las reminiscencias terrosas y muy ligeros especiados que le dan una profundidad destacable, acompañando a su ya de por si persistente intensidad. Seguramente no muestre toda la grandeza ni estructura de sus hermanos mayores, pero se convierte en una magnífica muestra del Chambolle más terroso, seguramente menos delicado que los otros vinos de Groffier que proceden de esta comuna de la Côte de Nuits, pero aromática gusta y se disfruta. Interesados, podréis encontrar sus vinos en La Part dels Ángels barcelonesa.

Nota a posteriori: Aunque no hago ninguna mención a las condiciones de la añada 2004, puesto que hace poco que ha aparecido el profundísimo artículo sobre las problemáticas con los vinos tintos de esta cosecha del amigo Jesús Barquín, simplemente comentar que la botella en cuestión no estaba marcado por aromas vegetales en exceso, y por eso no lo hago constar en la nota de cata. No por ello, no deja de presentar similitudes con otras cosechas húmedas, donde predominan en juventud aromas herbáceos. Recientemente he tenido la oportunidad de probar diversas muestras de esta añada, y reconociendo que existe algún patrón que desvía algo su perfil aromático, aún no se me ha presentado la desagradable experiencia de toparme con un vino totalmente dominado por los aromas derivados de las pirazinas, salvo una partida del Givry Pied de Chaume del maestro Joblot. Por aportar mi momentanea experiencia personal, esperando no tener de cambiar en demasía.

3 comentarios :

  1. Da gusto leerte, ojalá pueda hecharle el guante a uno de estos en breve... de todas formas Victor, no crees que siendo 2004 podría tener su punto álgido todavía un tanto retrasado..? Entiendo que la añada favorece el consumo rápido pero..

    Comparto contigo el placer vivido con Les Amoureuses 1997 de Groffier, debo darte las gracias por recomendárnoslo y poder disfrutar de ese vino como con pocos Borgoñas (hace poco pasé por donde compré esa, en principio, última botella y me quedé con las gnas de traerme otra para casa).


    Un saludo

    OG

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  2. Víctor,

    lo de la entrada posteada el 18 de julio ha sido todo un detalle de originalidad por tu parte. Lo siento no he podido reprimirme!

    :-)))

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  3. Saludos a ambos y perdonad por no responder antes.

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