Hay veces que a uno no deja de sorprenderle cómo una etiqueta, un a priori, una información, pueden condicionar lo que la verdad de la copa esconde.
Precisamente estas fiestas un familiar me regaló una botella de este Ribera del Duero, del cual no había oído hablar y he de reconocer que la poca información que había podido encontrar en la red sobre el mismo presagiaba que iba a tratarse de un vino al que no le acabaría de encontrar la gracia, ya que las características de este Ribera, elaborado a base de la fruta procedente de unos viñedos situados en Aranda del Duero, de unos 30 años de edad, de producción escasa y altas puntuaciones de la crítica internacional, parecían colocarlo en la línea de esos vinos hiperfashion que tan poco atraen mis compras y que suelen poblar la mayoría de las estanterías de las vinotecas patrias.
Pero hete aquí que tras abrir la botella, mayoritariamente Tempranillo y algo de Cabernet Sauvignon, mi percepción cambió, finiquitándola en un santiamén. Y es que en cata se mostró con una visual de color morado picota, presentando con un ligero ribete rojizo. Su capa delataba una no excesiva extracción cromática, sin sedimentos en primer plano, limpio y con brillo. Su intensidad aromática dejaba en primer plano una nariz de carácter claramente especiado, agradable, repuntado por el destello de la frescura etílica. Fruta negra madura y grosellas ácidas como fuente de frutalidad, pero con ese carácter atlántico mostrándose cómo un vino bastante equilibrado, que ganaba en profundidad por el buen trabajo con la crianza. En boca se mostró y se expresó con un atinado pulso, buen volumen, de tanino pulido, acompañado de una buena intensidad gustativa, definido entre lo amargo y lo ácido. Su persistencia seguramente sea su punto más débil, pero comportándose cómo lo que cabría esperar de un magnífico Ribera del Duero, cuya escasa producción y buena factura provocan que se sitúe en un precio elevado, en torno a los 44 euros. Sí os interesa, se puede comprar en la red mediante Vinissimus.
Un deseo para el 2010, no tener ideas preconcebidas…
Os dejo con una interesante iniciativa a favor de las gentes de Haití, que tanto nos necesitan, a través de una subasta solidaria de vinos.
Precisamente estas fiestas un familiar me regaló una botella de este Ribera del Duero, del cual no había oído hablar y he de reconocer que la poca información que había podido encontrar en la red sobre el mismo presagiaba que iba a tratarse de un vino al que no le acabaría de encontrar la gracia, ya que las características de este Ribera, elaborado a base de la fruta procedente de unos viñedos situados en Aranda del Duero, de unos 30 años de edad, de producción escasa y altas puntuaciones de la crítica internacional, parecían colocarlo en la línea de esos vinos hiperfashion que tan poco atraen mis compras y que suelen poblar la mayoría de las estanterías de las vinotecas patrias.
Pero hete aquí que tras abrir la botella, mayoritariamente Tempranillo y algo de Cabernet Sauvignon, mi percepción cambió, finiquitándola en un santiamén. Y es que en cata se mostró con una visual de color morado picota, presentando con un ligero ribete rojizo. Su capa delataba una no excesiva extracción cromática, sin sedimentos en primer plano, limpio y con brillo. Su intensidad aromática dejaba en primer plano una nariz de carácter claramente especiado, agradable, repuntado por el destello de la frescura etílica. Fruta negra madura y grosellas ácidas como fuente de frutalidad, pero con ese carácter atlántico mostrándose cómo un vino bastante equilibrado, que ganaba en profundidad por el buen trabajo con la crianza. En boca se mostró y se expresó con un atinado pulso, buen volumen, de tanino pulido, acompañado de una buena intensidad gustativa, definido entre lo amargo y lo ácido. Su persistencia seguramente sea su punto más débil, pero comportándose cómo lo que cabría esperar de un magnífico Ribera del Duero, cuya escasa producción y buena factura provocan que se sitúe en un precio elevado, en torno a los 44 euros. Sí os interesa, se puede comprar en la red mediante Vinissimus.
Un deseo para el 2010, no tener ideas preconcebidas…
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