Pero volvamos al listado. Un nombre, entre muchos (demasiados para mi gusto) ha salido a la palestra. Espectacle del Montsant 2004, una pequeña producción, viñas centenarias de garnacha (vendida por Michael Skurnik como L'Ermita del Montsant), enólogos famosos (René Barbier y Fernando Zamora) bajo el auspicio de Christopher Cannan, todo regado con un 99 PP. El propio Quim Vila lo describía como una antítesis de lo que nos aportan los vinos del Priorat, con la finura como seña. Todo para que un vino recién nacido se ponga a la altura de las grandes garnachas del Mediterráneo, sobretodo las de Chateauneuf-du-Pape. No seré yo quién critique las bondades de este vino, ya que por desgracia (o no), no he tenido la suerte de probar pero sírvame este giro para relataros el encuentro con una de las grandes Garnachas, con mayúsculas, del Ródano, dónde teóricamente se refleja este Espectacle (le daremos el beneficio de la duda, pese a su precio).
Dónde otros ya nos han aportado mucha luz, poca información más puedo aportaros yo de los Reynaud, más que describiros lo que me encontré en este Château Rayas 2001, nacido de las manos de Emmanuel Reynaud, de visual borgoñona pero con un carmín más rojizo, presentando una capa bajísima. En nariz se muestra especiado, tamiz de toques férricos y algo de fruta algo cautiva, un carácter nasal que pese a mostrarse ciertamente reductiva por momentos, agradece sobremanera una buena oxigenación, apareciendo los florales. Finura y matices delicados como seña de identidad de su terroir. En boca es todo elegancia y estructura, siendo firme en el paladar pero satinado en textura. Muy buen balance en el paso, edificado en un consistente esqueleto. Pese a estar en una zona temporal peligrosa, la botella en cuestión no parece presentar atisbos de cerrazón ni pasar por fase boba. Una magnífica seña de la posibilidad de elaborar un vino fino y elegante en el Mediterráneo, 92 PF.
Aquí la fama, trayectoria y las bondades de los Rayas, sobretodo anteriormente al año 1995, última de la vinificaciones del desaparecido
Hola Victor, hace unos días participé en una cata de Rayas y lo mejor que probamos fue este 2001.
ResponderEliminarEs un Rayas clásico, que como bien dices se encuentra sorprendentemente accsible. Creo que es el mejor en la casa desde el 98. El 2002 es una añada a evitar, la calidad se ha resentido bastante, sobre todo en Pignan.
Y el 2003 ya sabemos la fama que tiene, pero yo no me fío del todo y menos a esos precios...
A mí me gustan cada día más estos vinos clásicos, etéreos y con esa fina acidez en boca. Acompañantes ideales para la mesa.
Saludos,
Eugenio.
Perdona Eugenio la tardanza en responderte, pero entre que estamos en plena Alimentaria y a los de Hotmail les ha dado por cerrarme la cuenta de correo, no había visto tu mensaje.
ResponderEliminarEfectivamente, yo me considero consumidor del vino (no catador), y algunos de los estilos que se están imponiendo en CdP (y satélites) me tiran para atrás, pero Rayas es un faro al que seguir.
Saludos y bienvenido.
Tengo una copa en la mano (miento, no puedo escribir y beber a la vez).
ResponderEliminarNo se de vino, pero esta claro que esto es muy bueno. Pese a ser pobre como una rata, creo que volvere a comprar el 2001. No me imaginaba que la garnacha llegase a esto.