Gevrey-Chambertin 1999 de Domaine Jean & Jean-Louis Trapet

Charlando el otro día con un buen amigo sobre las bondades de ciertas añadas cercanas en la comuna de Gevrey (Côte de Nuits, Borgoña), comentábamos que los enotaraos solemos buscar vinos procedentes de añadas que, a priori, necesitan de botella para darlo todo (ejemplos más recientes son los vinos del 1999 y 2002) y desestimamos años cuyas características, a priori, no parece transmitir vinos de larga vida. A la mente me vienen años como el 1998 o 2000, donde no se si por freno psicológico o por puro snobismo intento evitar, pero que seguramente ahora mismo están dando mucho más placer y con el aliciente de presentar precios mucho más bajos de venta.

Consideraciones un tanto generalistas, pero realizadas en motivo de haber abierto una botella de Gevrey-Chambertin 1999 de Domaine Jean & Jean-Louis Trapet.


La familia Trapet, propietarios de 13 hectáreas de viñedos en Gevrey y Marsannay, incluyendo una parcela en el Chambertin Grand Cru, practican una viticultura orgánica, rozando con los parámetros de la agricultura biodinámica, en suelos, pudiendo llegar a producir 60000 botellas al año.

Jean-Louis, enólogo responsable, ha dado un giro al estilo del Domaine desde finales de siglo XX. En la pequeña bodega se realiza las fermentación alcohólica en barricas abiertas, utilizando un 30% de uva sin despalillar, y cría sus vinos entorno a los 15-18 meses, aplicando un porcentaje minoritario de roble nuevo, porcentaje que varia según el pago vinificado. En este caso En Dérée, Champerrie (con viñedos plantados en 1919), Clos de Combe, la Petite Jouise y la Vigne Belle, nombres de los pagos que componen este Gevrey Village, viñedos ciertamente maduros.

En visual, presenta una buena capa, comparativamente más opaca de lo normal. En nariz, se percibe algo cerrado, con la fruta roja un tanto escondida entre una poderosa sensación terrosa y un ligero aroma especiado. Nariz falto de mayor finura, pero bastante borgoñona. En boca aún se percibe la tanicidad áspera, pero equilibrada por una magnífica estructura, delineada por una muy buena acidez. Persistente y con poderío borgoñón (¡Con lo que eso significa!), pero necesitado de guarda, para afinarse y dar todo lo que puede dar. 90 PF.

Es curioso, en septiembre tuve la oportunidad de probar un magnífico Gevrey 1993 del mismo elaborador, un vino explosivo por frutosidad, corpulencia y madurez, en uno de los restaurantes más enopáticos de la Costa Brava gerundense, el Villa Más, en Sant Feliu de Guíxols, y más recientemente un Chambertin 1993 y curiosamente me gustó más (me quedó mejor recuerdo) el Village. El giro de estilo de la bodega quedó bastante palpable. Se pueden localizar los vinos del domaine en VilaViniteca.

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