La heroica del viñedo. Descubriendo la Ribeira Sacra

Cualquiera que tenga un poco de atención por todo lo que rodea al mundo del vino no le es extraño que en los últimos años un viñedo ha surgido con fuerza en el panorama vínico. La Ribeira Sacra, situada entre las provincias de Ourense y Lugo, ha sido ensalzada por la crítica, tanto nacional como anglosajona, cómo una de las más interesantes y prometedores zonas productoras, tanto por sus viñedos como por sus vinos.

Pero las bondades de esta tierra permanecen desconocidas para la mayoría de los consumidores del mercado español, ya que el consumo se centra sobre todo en el consumo local gallego y en la exportación para los vinos punteros. Para poder conocer algo mejor su realidad, y atraído por la belleza que transmitían la mayoría de foto-reportajes de la zona que caían en mis manos, decidí escaparme hasta Galicia y pisar sobre el terreno. 

En este estimulante paisaje, dónde se hace palpable que estamos ante un perfil de viticultura extrema, llena de heroicidad por parte de los viticultores, podemos disfrutar de alguno de los viñedos más espectaculares del mundo, dignos candidatos a ser Patrimonio de la Humanidad.


Pendientes imposibles, suelos de losa (la pizarra local) que dificultan sobremanera la viticultura, una climatología caprichosa y variedades autóctonas son sus señas de identidad. Aquí brilla la Mencía, pero también la Godello, la Treixadura, la Merenzao, la Sousón, la Brancellao, la Albariño y la  Dona Branca.
  
En este viaje iniciático por la Ribeira Sacra, que se puede subdividir en las subzonas de Chantadas, Quiroga-Bibei, Ribeiras do Miño, Ribeiras do Sil y Amandi, me decidí por centrarme en esta última, sin dejar de lado las otras.


En mi periplo decidí visitar tres bodegas de perfil muy diferenciado. En Guímaro, en Sober, conocería el trabajo de Pedro Rodríguez y su búsqueda por una más elegante expresión de la Mencía. En Adega Algueira, en la parroquia Doade, junto a Fernando González Rivero descubriría el intenso trabajo de recuperación y exaltación de las variedades autóctonas. Y por último, teniendo también cómo objetivo esta exaltación de la Mencía, la Merenzao, la Sousón y la Brancellao, me cité con Dominique Roujou de Boubee, doctor en Enología y Ampeología por la Universidad de Burdeos, y enólogo de Ponte da Boga, una bodega con mayor volumen de producción que las anteriores, pero cuyas especialidades están a la altura cualitativas de las otras dos anteriores. Pero esto ya queda para próximas entradas.

4 comentarios :

  1. Ya tardas en publicar la siguiente entrega!

    ;-)

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  2. Paciencia, siempre fue una virtud y más en el vino ;-)

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  3. Hola Victor, primero felicitarte por hablar de esta tierra que nos tiene cautivados y de la que creo salen y seguiran saliendo grandes vinos pero permiteme una aclaración la RSacra comparte Orense y Lugo, es mas, el corazón de la misma es lucense que es donde se ubica Pedro con sus Guimaros y el crack de Fernando con sus Algueiras. Un saludo

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  4. Ciertamente Carlos, me he colado con lo de Ourense, olvidándome de Lugo. Lo edito, gracias.

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