Spiegel Grüner Veltliner 2002 de Fred Loimer

Los grandes ríos europeos, cuna e influencia de las mejores viñas, siempre han sido lugares de acogida para civilizaciones. El Ebro y el Duero en la península ibérica, o el Rin cruzando el centro de Europa, junto a sus afluentes (sobretodo el Mosela), o el Loira y el Ródano en Francia, entre otros, son muestra de esa influencia en alguno de los más interesantes vinos que se elaboran en el planeta. Lógicamente en el Danubio, río que transita de occidente a oriente del continente, se vuelven a dar excelentes circunstancias para elaborar magníficos vinos, como los elaborados en los valles de Wachau y Kremstal, en Austria. Del vecino valle del Kamptal nace este vino, de la mano de weingut Loimer, influenciado sin duda por el clima y la composición geológica de la zona, por dónde discurre el Kamp, afluente del Danubio.

En el centro de Kamptal se encuentra la ciudad de Langenlois, dónde en 1998 Fred Loimer se estableció, acondicionando su moderna bodega, diseñada por Andreas Burghardt, quién ideo la utilización de la antigua bodega del castillo Haindorf, cuyos pasadizos se excavaran en el siglo XVIII, a unos 10 metros de profundidad, construyendo un minimalista edificio.

30 hectáreas es la superficie que cultiva este joven enólogo en los alrededores de la ciudad, cuyos suelos son ricos en gneis (roca silícica), con alguno de los mejores pagos de la zona, como Rieds Käferberg o Spiegel, y cuya densidad de plantación está en una media de 5.000 vides por hectárea. Concretamente la ladera Spiegel, de exposición sur, a una altura de 250 metros sobre el nivel del mar, con una composición rica en suelos de loess, que permiten un gran drenaje y una mejor profundización de la raíces de las plantas de entre 25-45 años de edad, dando una gran expresión de la Grüner Veltliner, la variedad austriaca por excelencia.

Pese a ser de la añada 2002, el año de la inundaciones en Centroeuropa, Fred Loimer pudo lograr una muy buena selección, ya que vendimió en noviembre, realizando su vinificación en tinas de roble de gran capacidad (2,500 litros), dónde se fermento con las propias levaduras, se estabilizó en frío y se remonto al cabo de 3 meses, dejando sobre sus propias lías hasta casi un año después de la vendimia.

El resultado muestra una visual amarilla subida, con algunos destellos verde oliva, de viscosidad densa y oleosa en el movimiento. Es en nariz dónde la Grüner brilla con más expresión, predominando una muy buena intensidad de aromas especiados, sobretodo pimienta blanca, eneldo, pan de higos, con florales similares a las notas que generan las acacias en floración, mostrando una frutosidad muy ligera, con recuerdos de manzana golden y pomelo, y dejando entrever una nariz de carácter serio, sin estridencias, pero si muy perfumado. En boca es sumamente estructurado, percibiéndose ese carácter especiado, tanto en el paladar con por vía retronasal, mostrándose también denso, seco, con la estructura intachable y un nivel de acidez muy refrescante. Aunque se encuentra en una fase aún de juventud, presenta ya una envidiable profundidad, tanto aromática, como en caudalías bocales, 92 PF.

Lástimosamente no hay de momento importador para España de los vinos de Fred Loimer, y esta botella fue adquirida en la ya conocida tienda suiza por aproximadamente 24 euros.

2 comentarios :

  1. Suele pasar. A veces si consigo vino por cauces poco comunes intento que sean varias botellas por si llega el momento y no esta disponible cerca de donde vivo. Ahora siempre nos quedará Paris, digo internet, aunque es una opción que no suelo utilizar.
    Un saludo.

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  2. Suelo hacer como tú pero a veces las circunstancias no permiten conseguir más que una botella.

    En lo que se refiere a compras virtuales por la red no soy reacio a ello. Es más, suelo hacerlo, ya sea directamente, ya sea española o extranjera, o vía email como me sucede con tiendas con sitio web, pero sin venta directa.

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