Vertical de Cuvée Spéciale Les Chétillons de Champagne Pierre Peters (de 1997 a 2001)

Una de las señas de identidad y, casi, la esencia más enraizada en el vino de la Champagne fue durante los siglos anteriores el ensamblaje o mezcla de vinos, de diferentes pueblos y años, lógico método de vinificación en un clima tan extremo cómo el que padece esta región para obtener vinos armónicos y homogéneos. Esta forma de vinificación hacía de los vinos sin añada (Non Vintage) verdadera marca de identidad de las grandes bodegas, dónde se batía el verdadero cobre comercial y de fidelización del consumidor a una bodega o marca determinada (seguramente aún se mantenga esta tendencia). Lógicamente los Millésimé o Champagne de añada, procedentes de vinos del mismo año tenían su importancia, pero no se elaboraban en todas las vendimias y seguramente no alcanzaban el mismo grado de fidelización.

Pero el giro comercial de las bodegas, buscando diversificar su gama de marca, el surgimiento de los pequeños productores, que no podían aprovechar su infraestructura para favorecerse de las posibles economías de escala, la madurez de los mercados consumidores, sobretodo los anglosajones, provocó que empezaran a salir vinos de pagos específicos, una idea muy similar a la de los Crus borgoñones, convirtiendo a esos Champagnes en vinos singulares, con un marcado carácter propio, distintivo de un terruño único.

Y precisamente del más marcado carácter de la Côte des Blancs, surgidos de Le Mesnil-sur-Oger, se extraen los vinos más personales y cuyo distintivo perfil se percibe con mayor fuerza. Aunque seguramente los primeros que sacaron un vino de Le Mesnil especificando su pago de procedencia fuera Salon Le Mesnil con su inicial 1921, Julien Tarin elaboró una parcela específica, mítica para los entendidos, que a partir de 1979 vinificaron los Krug. Los nombres de Les Musettes, Les Jutées, Cocugneux, Champ d'Alouettes o el mítico Clos du Mesnil anteriormente mentado, reflejan alguna de las parcelas más codiciada de este pequeño pueblo, aunque curiosamente hasta 1985 Le Mesnil-sur-Oger no recuperó su condición de Grand Cru para todo el pueblo, pese al buen hacer de los productores de la zona.

Es con Les Chétillons, una parcela de la que Champagne Pierre Peters posee 1,7 hectáreas de viñas vieja de Chardonnay, con la que François Peters intentó reflejar dicho terruño. ¡Y vaya si lo consiguió! Desde 1983 la bodega decidió sacar esta cuvée elaborada a base de uvas seleccionadas, vinificadas en acero inoxidable, cómo todos los vinos de la bodega, pero sin usar temperatura controlada. Y para disfrutar del buen trabajo de la bodega organizamos una cata vertical dónde se probaron:


Cuvée Spéciale Brut Blanc de Blancs Grand Cru 1997:

Pese a no indicarse en la etiqueta ya la cuvée era conocida por su nombre actual. No será hasta la añada 1998 que se indicará en la botella. Se trata de un Champagne de evolución, con un recorrido magnífico y en un punto de consumo aún mejor. Ya su visual muestra un intensidad de oro viejo y una formación de las burbujas algo limitada. Su nariz se muestra deliciosamente compleja, profunda y madura, dónde los aromas de mieles y cera se entrelazan con la fruta cítrica muy madura, casi cómo a piel de naranja confitada, frente a un fondo de turba y tiza delicado. Su boca se muestra ya hecha, manteniendo el nervio, redonda y elegantemente persistente. Particularmente me trae el recuerdo a un gran Salon que tuve la suerte de disfrutar hace unos años, como fue el de 1983.

Cuvée Spéciale Brut Blanc de Blancs Grand Cru 1998:

De evolución lenta, este Champagne es prácticamente el Cuvée Spéciale que más he seguido desde que se empezó a importar a España (fue la primera añada que entró en nuestro mercado) y seguramente si tuviera que describir su estado actual sería con una fase aún de juventud y al que se le empieza a apreciar trazas de desarrollo en botella. Su nariz se muestra compacta, dónde la fruta adquiere un carácter cítrico de frescura, perfumada y vibrante, con un fondo profundamente mineral calizo. La cremosidad es su signo distintivo en el paladar, dónde su paso deja un rastro inolvidable. Grandeza sin paliativos. Bueno, en realidad si hay un pero, su grandeza se muestra en una fase de juventud. La botella le hará mayor justicia.

Cuvée Spéciale Blanc de Blancs Grand Cru 1999:

Su visual presenta algo más de evolución que su hermano del 1998, reflejándose también en su nariz, marcado por un carácter más maduro, dejando algo más de lado el fondo mineral, y aflorando las notas florales, nunca mejor dicho. Su boca también se muestra persistente, pese a que particularmente me quede con el carácter más maduro del 1997. Seguramente sea el vino disponible en el mercado que más pueda hacer disfrutar ahora mismo al personal, manteniendo un buen nervio en boca.

Cuvée Spéciale Les Chétillons Blanc de Blancs Grand Cru 2000:

Algo monolítico, muestra un carácter de suave concentración, dónde la mandarina y la hierbaluisa son sus señas de identidad nasal. Buena intensidad aromática, con un perfil similar al 1998, pero desde una vertiente más hermética. En boca también se muestra cremoso, edificado con una fantástica acidez, que permite prolongar su final de manera persistente. Otro candidato al sueño de los justos.

Cuvée Spéciale Les Chétillons Blanc de Blancs Grand Cru 2001:

Pese a que la añada 2001 se presentaba en la Champagne cómo un mala vendimia, sobretodo por las lluvias de finales de septiembre que provocaron una destacable afectación de podredumbre, François Peters y su hijo Rudolf sacaron adelante un magnífico vino, de buena visual, dónde se percibe un perfil nasal muy similar a los otro vinos, algo más ligero de sustancia, pero delicadamente mineral. Su boca se muestra vivaz y cremosa, con persistente gusto y final fresco.

Magnífica cata que confirmó las fenomenales expectativas que generaba. Importado por Víctor Cardona, se pueden encontrar los vinos de Pierre Peters en Vila Viniteca y en la red, la tienda Verema.com y Vinialia.com.

7 comentarios :

  1. Gracias al amigo Cardona y a mi bolsillo, que ya no es lo pudiente que era, he podido probar varias botellas del cuvée speciale de Pierre Peters, sobre todo del 98. No puedo opinar con la experiencia que tú posees, pero tiene que haber sido una gran experiencia esta cata comparada de añadas. Me recuerda la última que compartimos, de ER, que ni tan siquiera el dueño de la bodega (Manuel Raventós) había realizado jamás completa. Esta de Peters muestra la complejidad de la vinificación en acero de larga duración y me recuerda algo tan distinto como lo que se hace con la albariño en Zárate, donde varios años en inoxidabe acaban dando vinos de una complejidad y longevidad extraordinarias, de una gran belleza y atractivo.
    Sin duda, como esta cuvée de Peters. Cítricos, mineralidad caliza y cremosidad en boca son las tres notas, junto con el recuerdo de las levaduras, que más tengo in mente de este Peters. Añadiría que incluso la etiqueta, casi kitsch y demodée, es bonita. Vaya, muy bonita para mí.
    Saludos!
    Joan

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  2. Joan, a mi también me gusta esa etiqueta, incluso con los lirios sonrientes, aunque desconozco si la modernización del etiquetaje que empezó con el Millésimé 2003 también afectará al Cuvée Spéciale. Esperaremos al 2002 con muchas ganas, si no es que sale antes el 2003.

    Un saludo.

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  3. Hola Víctor, magnífica documentación la tuya, respecto a los vinos, estoy de acuerdo con tus descripciones. Sólamente me gustaría matizaar que la añada 2001 aparentemente complicada en la zona por inundaciones en primavera menguó significativamente la cosecha, aunque según los diversos comentarios de bodegueros y comprobaciones posteriores de distintos 2001, hacen pensar en una añada corta pero de caliadd más que razonable. Paralelizando con Borgoña diría que los 2001 en general se muestran bastante accesibles aunque matizando que en la borgoña es añada más de tintos que de blancos (ya me corregireis).

    Por otro lado respecto a los cambios de etiquetaje y de añada que comentas del C.S. no tengo ni idea, supongo lo sabré de cara a finales de año cuándo y cual añada saldrá. No obstante la 2000 sólamente lleva unas pocas semanas en el mercado, así que probablemente no haya un cambio de añada hasta finales de 2009 ó 2010.

    Por aquí también esperamos con ilusión la 2002. Pero de momento la 2000 me ha demostrado estar a un excelente nivel.

    Víctor C.

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  4. ¿Cuándo creeis que debo empezar a beber los dos magnum de CS 1998 que tengo a buen recaudo? 2018?

    Tengo también una botella de 75cl. A esa ¿le daré pasaporte en 2010-2012?

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  5. Hola Pisto, la sensación tal y como describe nuestro amigo "Polakio" :) Es que este 98 en los 3-4 años que lleva de guarda en bodega, su evolución ha sido muy poco significativa, vamos que hay cuerda para rato... Y estoy hablando en formtato 75 cl. Sabiendo que en mágnum su evolución es más lenta, pues...

    No obstante, ahora mismo se le aprecia una ligera evolución, es decir que si guardas el recuerdo de algún 98 tomado hace tiempo, si la botella sale "correcta", pues deberías apreciarle ya como digo una ligera evolución...

    La 99, por lo que hemos visto será de evolución más rápida. Veremos...

    De mágnum, hace años que no abro ninguna, tengo alguna pero las guardo.

    Respecto a los años de guarda no tengo ni idea. Pero sí tengo claro que para sacar todo el terruño esta cuvé necesita muchos años... Entonces es cuando te sacará todos los matices propios de Mesnil,maderas, ahumados, bergamota, cacaos, minerales, infusiones. Pero no te espantes, son matices propios del terruño, porque no hay aportación de madera en este vino, de ahí la singularidad de este terruño.

    Saludos.

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  6. El que firma:

    Víctor C.

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  7. Gracias VCardona por completar la información y responder a Pisto.

    Sinceramente yo no me atrevo con las ventanas de consumo, pero será bueno olvidarse de los 98 y tirar más para los 99.

    Saludos.

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